domingo, 20 de agosto de 2017

CON LAS VICTMAS DE LOS ATENTADOS DE BARCELONA, CON BARCELONA







 
TENGO TODAS MIS SIMPATÍAS CON LAS VICTMAS DE LOS ATENTADOS DE BARCELONA, CON BARCELONA, ETC., ETC., ETC., PERO ME NIEGO A DEJARME MANEJAR POR UNOS POLÍTICOS EN LOS QUE NO CREO.





Como los ataques terroristas van a seguir, parece mejor no aguardar a que escampe para decir lo que se piensa; quién sabe; a lo mejor sirve de algo bueno a alguien y espero que no perjudique a ninguno.

PRIMERO: Lo primero que hay que decir es que no se es en absoluto libre para pensar, opinar y decir lo que a cada cuál le parezca eso de los atentados: no me refiero a eso tan simple de si le gustan o no los atentados; a la inmensa mayoría es claro que no nos “gustan”, por usar esa palabra; me refiero a algo mucho más complejo de determinar, me refiero a si son o no son tales atentados por completo incomprensibles, injustificables, inmotivados, a si es verdad que no hay nada que hayamos estado haciendo en Occidente durante mucho tiempo que pueda hacernos comprende, no digo compartir, lo que pasa con eso de los atentados llamados islamitas.


En tal sentido creo que convendría hacer un análisis de lo que nos pasa olvidando hasta cierto punto el asunto de la religión que profesan los autores, porque del hecho de que se digan islamitas no se puede sacar la conclusión de que es el islamismo lo que les lleva a tentar, con olvido de lo que se les esta haciendo pasar a todos esos países, si es que subsisten, porque algunos ya han desaparecido y otros llevan camino de hacerlo.




No hay libertad para decir lo que se piensa, de tal manera que si no te unes al carro de plañideras que dicen no entender nada, que dicen querer la paz y toda esa retahíla de cosas vacías es que no eres más que un monstruo, y cuidado de no dar pie a que te apliquen la Ley Mordaza. Estás avisado.

SEGUNDO: Ante un atentado terrorista, lo primero en lo que piensa el político es “¿en qué me perjudica?”, y una vez establecido eso, sobre bases quizá inestables pero que sirven para salir del paso, su segundo pensamiento es ¿”cómo puedo sacarle provecho”?



  TERCERO: Los atentados terroristas son atentados contra el poder, por más que el poder se empeñe en hacernos creer que es un atentado únicamente contra todos nosotros, porque sí, efectivamente es un atentado contra todos nosotros , en la esperanza que pueden tener sus autores directos o indirectos, de que las gentes que los sufren se pregunten, “¿ bueno y estas gentes que tienen el poder y que dicen defendernos, qué es lo que hacen, que nos pasan estas cosas? Lo cual enlaza con el punto PRIMERO, ya que lo esencial desde el punto de vista del poder que sufre el atentado es que la población que pastorea crea que son actos sin motivación alguna, en los cuales no hemos tenido una participación que viene de largo, que puede ser que haya nacido hace, pongamos, unos dos siglos ( como bien conoció  Thomas Edward Lawrence).

 
 
Un ejemplo de que esto es así ocurrió a la vista de todos, cuando los atentados del Puente de Londres, que todos los que tenían voz en los medios de comunicación y los medios de comunicación, se empeñaron en decir que no entendían porqué se habían producido, hasta que CORBYN dijo que el examen de la actuación de INGLATERRA en el pasado, reciente y remoto, servía para encontrar ciertas causas de los hechos, si es que lo que se pretendía era comprender algo.

CUARTO: A la pregunta que todo político se haga, ante un atentado de “¿esto, en qué me perjudica?, cada cuál responderá en función del papel que represente en ese teatro de guiñol que es la política nacional, y en eso no me voy a meter, que son arenas movedizas; tengo opinión, pero me la callo, que no es saludable expresarla ahora, pero a la otra pregunta, “¿cómo puedo, si es que puedo, utilizar el atentado para mis fines?”, sí que me atrevo a decir una parte de lo que pienso, que es:

 
 
El principal peligro que estos atentados terroristas tienen para el político es que se le vuelvan en contra, es decir, que la gente reclame explicaciones y exija responsabilidades a su representación política, bien por no haber hecho lo necesario para evitar que se produjeran, bien por haber seguido una política que ha hecho posible que esos atentados se produzcan, al haber intervenido o apoyado la intervención en territorios de los cuales provienen, o a los cuales quieren defender, los autores e instigadores de los asesinatos.



Inmediatamente después de tal peligro está otro no menos grave, que es la indiferencia con la que una población acostumbrada por desesperación y desesperanza a ser orillada en todo lo importante que afecte a su vida diaria, puede llegar a tomarse la perpetración de tales masacres. Este peligro es indudablemente gravísimo si la sociedad se basa en el nihilismo y en el sálvese quien pueda.



Por ello, para evitar que la gente se vuelva hacia sus representantes políticos en petición de explicaciones, lo que conviene a esos representantes es fingir unidad, haciendo grandes aspavientos que logren arrumbar las expresiones críticas que pudieran surgir como cosas propias de mala gente, cuando no, directamente de traidores a la patria, pura y simplemente, carne de Ley Mordaza ( que para eso está ).

Y para evitar la mortal indiferencia inducida en la gente casi desde la cuna en estas sociedades, y volver en contra de los autores materiales ( en sentido penal), de los asesinatos los sentimientos de histeria colectiva, lo mejor es abonar el surgimiento de esa histeria colectiva, con el fin de que sea equivocadamente confundida con solidaridad, y saber encauzarla hacia un sentimiento de unidad, no solo con las víctimas, hacia un sentimiento de unidad con algo más grande que uno mismo.



NO SIGO, QUE ME PIERDO, Y ME APLICAN LA LEY MORDAZA; PERO TODO ESTO QUE DIGO, LO ACABAMOS DE VIVIR CON LOS ATENTADOS DE BARCELONA.

TENGO TODAS MIS SIMPATÍAS CON LAS VICTMAS DE LOS ATENTADOS DE BARCELONA, CON BARCELONA, ETC., ETC., ETC., PERO ME NIEGO A DEJARME MANEJAR POR UNOS POLÍTICOS EN LOS QUE NO CREO.